Caída en el consumo de facturas y postres, pero el pan resiste
Bodega explica que, al igual que en otros sectores, el consumo en panificación ha sufrido una merma significativa en productos considerados más caros o accesorios, como facturas y postres. “El consumo ha bajado sobre todo en lo que se llama postres, facturas y anexos”, señala, y agrega que “los que antes compraban una docena de facturas ahora compran 3 o 4, o ninguna”, mientras que el pan básico se mantiene, en parte porque resulta más caro reemplazarlo por otros alimentos.
El empresario ilustra la situación con un ejemplo cotidiano: “No es lo mismo comer un kilo de milanesa sin pan que con pan, eso te arruina el doble familiarmente”. Sin embargo, advierte un cambio en la forma de compra: “Antes la gente venía y decía dame un kilo, medio, tres cuartos; ahora vienen y piden 500 o 200 pesos. Compran plata, pero no compran peso.”
El impacto de los costos fijos y la carga impositiva
Una de las principales razones que Bodega señala para la caída del consumo es el aumento constante de los gastos fijos familiares, en especial los servicios públicos. “Yo pago todos los servicios y lo que me queda lo destino al consumo. Pero el gasto en servicios sube cada mes un poquito más, entonces lo que queda para comprar alimentos es cada vez menos”, explica.
El ingeniero pone énfasis en la alta carga impositiva que recae sobre los servicios: “Si yo saco los impuestos a los servicios, que representan cerca del 30%, tendría más plata para consumir. Pero eso no está ocurriendo, los impuestos y la inflación van de la mano y reducen el poder adquisitivo.”
En este sentido, Bodega propone una medida concreta: “Sacame el impuesto a los servicios, que paguemos lo que corresponde, pero sin esa carga extra, porque hoy es imposible para las familias hacer rendir el ingreso.”
Consecuencias para el empleo y la producción local
La baja en el consumo también tiene un efecto directo en el sector productivo y en el empleo local. “Si baja mi venta, no tomo empleados ni compro materia prima. Eso genera un efecto cascada, donde todos pierden”, comenta Bodega.
Además, la presión impositiva dificulta la competitividad, no solo en el mercado local sino frente a productos importados. El empresario recuerda que en Uruguay, por ejemplo, el IVA es mucho menor, lo que hace difícil competir: “Acá el IVA es del 21%, allá es del 8 al 10%. Esa diferencia mata al productor local.”
El dilema de la calidad y la sustentabilidad del negocio
Frente a la necesidad de mantener precios accesibles, algunos fabricantes optan por reducir la calidad de los insumos. Bodega menciona que ha observado la aparición de productos con margarina más económica para evitar subir precios, lo que afecta la calidad final.
Para él, la situación es como estar “en el medio del mar con un pequeño salvavidas”, intentando mantenerse a flote en medio de la tormenta económica.
Realidad social y política: un llamado a la responsabilidad
Juan Bodega también hace un llamado a la clase política y a las autoridades locales. Destaca la necesidad de renovar y discutir ordenanzas que afectan a comerciantes y productores, simplificar trámites y reducir cargas fiscales innecesarias.
En cuanto a la política local, valora la presencia de caras nuevas en el Concejo Deliberante y propone un debate serio sobre la fiscalidad y los servicios públicos.
Asimismo, denuncia la inexistencia de contraprestaciones claras para las tasas que pagan los comerciantes, como la tasa de seguridad e higiene, que representa una recaudación importante sin un beneficio concreto.
Un deseo y una crítica final
A nivel macroeconómico, Bodega comparte una utopía: que el salario bruto de un trabajador se entregue íntegramente en mano, para que el propio empleado maneje sus aportes y obligaciones sociales. Sin embargo, reconoce que esta idea choca con la realidad del sistema previsional y social.
Por último, lamenta la situación de los jubilados y la falta de incrementos adecuados para mantener su poder adquisitivo, y reclama un gesto político real que alivie la presión fiscal sobre los servicios y el consumo básico.