A días de finalizar su mandato, la concejal realizó un breve balance de sus cuatro años en el Concejo. Señaló que su experiencia difiere de la de otros concejales que recién inician su camino político porque —dijo— asumió la banca con el objetivo de “abrir puertas, orientar y mostrar que existen otros horizontes posibles desde la política”.
“Fue un honor enorme ser elegida por el pueblo. Desde la minoría, trabajamos cuerpo a cuerpo para dar soluciones y para proponer una mirada distinta, más cercana a la gente y a los problemas reales”, destacó. En ese sentido, remarcó que su paso por el Concejo estuvo marcado por el trabajo en comisiones vinculadas a salud, género y seguridad, áreas en las que aseguró haber impulsado debates y compromisos “que la comunidad necesita con urgencia”.
Pilone volvió a enfatizar la importancia de “re-evolucionar” las prácticas políticas, evitando “repetir esquemas que han postergado siempre al pueblo” y defendiendo un rol activo del Estado en la protección del trabajo, la salud, la educación y la industria nacional. También expresó preocupación por los procesos de ajuste y la falta de transparencia municipal, aunque aclaró que ello no implica atribuir deshonestidad a funcionarios locales, sino la necesidad de “hacer las cosas bien y de cara a la ciudadanía”.
Uno de los puntos centrales de su intervención fue el archivo de varios expedientes presentados durante su gestión, especialmente los vinculados al control de agroquímicos y a políticas de transición hacia la agroecología. Recordó que durante dos años trabajó, junto al Ministerio de Desarrollo Agrario bonaerense, en una ordenanza que buscaba establecer áreas de exclusión y amortiguamiento para la aplicación de fitosanitarios, así como planes graduales de reducción de químicos en favor de la producción sustentable.
“Era una ordenanza no punitiva, acompañada por programas provinciales, pero aun así no hubo consenso del oficialismo”, lamentó. Entre los proyectos archivados mencionó también la propuesta de medir herbicidas en aguas superficiales y de pozo —ante la necesidad de conocer niveles reales de compuestos como glifosato, 2,4-D y AMPA—, y un pedido para evaluar la presencia de 2,4-D en áreas periurbanas y productivas, que afectaba de manera directa a pequeños viñateros locales.
Respecto al rechazo de estas iniciativas, Pilone remarcó que la resistencia a avanzar en controles “toca intereses muy fuertes” y que, aunque no existe una situación de riesgo agudo, es imprescindible trabajar sobre los efectos crónicos que estas sustancias pueden generar. En ese sentido, insistió en la necesidad de una decisión política que permita acompañar a productores medianos y pequeños en la transición hacia sistemas más sustentables, con respaldo técnico y programas provinciales que ya están disponibles.
Sobre el final, la concejal expresó satisfacción por el trabajo realizado, aseguró que se retira “con alegría y la conciencia tranquila” y llamó a las nuevas generaciones a tomar la posta política. “Hay otra opción para Balcarce. No tiene que ser un municipio ineficiente ni un modelo de ajuste permanente. Hay que construir algo distinto, con valentía y sin concesiones”, concluyó.
