En su mensaje, Cristina cuestionó la situación económica del país: “Tenés los salarios pisados, las jubilaciones por el suelo, aumentan los despidos y las suspensiones y cierran fábricas, PyMES y comercios”, escribió. Además, hizo referencia a la cotización del dólar y las recientes medidas del Banco Central: “Ayer el dólar te cerró a 1.385 pesos (...) elegís encarecer el crédito sin que te importe reventar la actividad económica aún más de lo que está”.
El texto también incluyó comentarios personales hacia el presidente Milei y su círculo más cercano. Mencionó al ministro de Economía, Luis “Toto” Caputo, y criticó la participación de ambos en transmisiones por streaming: “¿Y a vos y al Toto Caputo lo único que se les ocurre es ir a un streaming a echarle la culpa a la amiga de Videla (tu vicepresidenta) y a los ‘kukas’? ¡Ves que sos un Presidente muy cobarde!”
Kirchner volvió a insistir con una narrativa de persecución, vinculando su inhabilitación judicial con un presunto complot de sectores económicos y extranjeros: “Para sostenerte, usarte como títere vende Patria y continuar saqueando nuestro país, necesitaron meterme presa y proscribirme”, escribió. En un pasaje final con tono irónico, le respondió a Milei por sus aspiraciones reeleccionistas: “Te quiero comentar que determinados adminículos se usan una sola vez y luego se tiran”.
La carta generó reacciones inmediatas en el arco político y en redes sociales. Mientras que dirigentes del kirchnerismo la respaldaron y consideraron sus palabras como un acto de “valentía política”, desde sectores oficialistas y opositores se la criticó por buscar instalarse nuevamente como figura central en un contexto de alta sensibilidad social y económica.
Analistas coinciden en que la reaparición de Cristina Fernández marca el inicio de un nuevo capítulo de tensión política, en un año clave con proyecciones electorales de medio término, y mientras el oficialismo busca consolidar su plan económico entre ajustes, reformas estructurales y resistencia opositora.