Estuvieron presentes el secretario de Gobierno, Ricardo Stoppani; el coordinador de Seguridad, Martín Luna; el comisario inspector Ariel Senopoli, jefe de la Policía Comunal; y el subcomisario Gastón Sánchez, titular de la Estación de Policía Comunal. Además, participaron comerciantes asociados a la CCeIB y vecinos no asociados, en representación del conjunto del comercio local.
“NO HAY PERSONAL”, LAS EXPLICACIONES DEL COMISARIO SENÓPLIS
En su exposición inicial, el comisario Senopoli reconoció las múltiples limitaciones que enfrenta la fuerza y trazó un panorama preocupante. “Cuando llegué, por una cuestión interna, mandamos personal que estaba destinado a la zona urbana hacia los pueblos. Se redujo sensiblemente la cantidad de efectivos”, explicó.
A esa reducción estructural se suman las licencias médicas, las carpetas psiquiátricas y las vacaciones del personal, además de la dificultad para incorporar nuevos agentes. “Estamos intercambiando personal con otras localidades para motivar a los efectivos a volver al trabajo. De doce que estaban con carpeta médica, apenas pudimos recuperar a dos”, detalló el jefe policial.
Senopoli también se refirió a los delitos protagonizados por menores, señalando que muchos de los hechos recientes están vinculados a jóvenes entre 13 y 17 años. “Si yo tuviera que sacar a todos los menores de la calle, no tendría dónde ponerlos”, dijo, y agregó que las intervenciones deben hacerse “con mucho tacto”, según las disposiciones del Fuero de Menores.
CRÍTICAS Y TESTIMONIOS DE COMERCIANTES
La exposición del comisario dio paso a una ronda de intervenciones por parte de comerciantes, que expresaron su hartazgo y reclamaron respuestas concretas. Uno de los testimonios más contundentes fue el de una comerciante que sufrió un robo en su local: “Me arreglé sola. La policía no respondió. Fui veinte veces para algo que sabía que no iba a tener solución”, dijo.
“La realidad es que no hay plata. Lo entiendo. Pero no es mi problema. No trabajo en el Estado ni soy policía. Soy una ciudadana que paga sus impuestos y que quiere una respuesta. Yo quiero soluciones, no más problemas”, insistió. Otros presentes compartieron situaciones similares y cuestionaron la falta de presencia policial y la inacción del Municipio: “Me robaron, tengo las imágenes, identifiqué a la persona, pero nunca pasó un patrullero”.
Algunos cruces con los funcionarios fueron especialmente duros. “Acá el tema no es entender el problema, es recibir una solución. No vinimos a escuchar tantas explicaciones, vinimos a pedir respuestas”, añadió otro comerciante.
Desde la Policía reconocieron que muchas veces las causas judiciales quedan trabadas por cuestiones legales. “Cuando hay menores involucrados, la causa pasa al Fuero de Responsabilidad Penal Juvenil, y ahí se piden más pruebas, más informes, y todo se demora”, explicaron. Incluso mencionaron un caso reciente en el que, tras detener a un menor en flagrancia, el fiscal pidió sumario contra los efectivos policiales por el modo de proceder.
“ESTAMOS SOLOS”
Entre los testimonios, varios vecinos coincidieron en una misma sensación: la soledad frente al delito. “A mí nadie del Municipio me visitó después del robo. Nadie se preocupó. Tuve que resolverlo por mi cuenta”, señaló una comerciante. Otra sumó: “Los padres saben lo que hacen sus hijos, pero no se hacen cargo. Y la ley tampoco los responsabiliza. ¿Qué podemos hacer como comunidad?”.
Frente a estas quejas, el comisario Senopoli pidió que “no se guarden el miedo” y que se acerquen al despacho policial en caso de necesitar ayuda o tener información. “Estamos abiertos a recibir cualquier inquietud. No nos guardamos nada. Lo que esté a nuestro alcance, lo vamos a hacer. Más allá de nuestra obligación como funcionarios, también lo hacemos como personas”, aseguró.
UNA CIUDAD CON MENOS POLICÍAS Y MÁS DELITOS
A lo largo de la reunión quedó en evidencia la brecha entre las expectativas de los vecinos y comerciantes, y la capacidad operativa de las fuerzas de seguridad. El propio Senopoli reconoció que en los últimos tiempos hubo noches en las que sólo contaban con tres patrulleros y que, ante la escasez de móviles, algunos funcionarios salieron a patrullar en vehículos particulares. “Yo mismo salgo con mi auto a recorrer. Porque los hechos ocurren, y no podemos mirar para otro lado”, aseguró.
También detalló que el fin de semana anterior llegaron a contar más de 100 menores en la vía pública sin supervisión adulta, muchos de ellos retirados de boliches y sin padres que se acercaran a buscarlos. “Estuve hasta las siete y media de la mañana con mi auto personal, esperando que no me rompieran las vidrieras. Sabía que se venía un problema y no había otra forma de afrontarlo”, relató.
¿Y AHORA QUÉ?
La reunión cerró sin resoluciones concretas, pero con el compromiso de continuar el diálogo y de reforzar los canales de comunicación entre comerciantes y autoridades. “Nosotros también podemos ayudar, pero necesitamos una iniciativa clara”, planteó una comerciante hacia el final. La Secretaría de Gobierno y la cúpula policial tomaron nota de los reclamos y precisaron que van a reforzar los operativos de seguridad con más frecuencia de patrullajes en toda la ciudad.