Más allá de compartir el mismo día de nacimiento, Fangio y Messi representan mucho más que talento y victorias: encarnan un conjunto de valores profundamente arraigados en la identidad argentina. La humildad, el sacrificio silencioso, la constancia y el compromiso con la excelencia son sellos que los atraviesan y que explican, en gran parte, la admiración que despiertan en el país y el mundo.
La entrega del casco, gestionada y concretada por el abogado con master en derecho del deporte Bernardo Loustalot, fue un gesto cargado de simbolismo. Un reconocimiento no solo a la extraordinaria trayectoria deportiva de Messi, sino también a la unión emocional entre dos épocas doradas del deporte nacional. La pieza, que reproduce fielmente el icónico diseño que usaba el “Chueco” de Balcarce, fue entregada como tributo al legado que Fangio dejó y que hoy Messi continúa, llevando con orgullo la bandera argentina a lo más alto del podio global.
Desde la Fundación Fangio expresaron su gratitud por esta iniciativa, destacando que el verdadero triunfo trasciende las estadísticas: “La humildad, el esfuerzo y la perseverancia que vimos en nuestro querido Juan Manuel son —y seguirán siendo— los valores que enaltecen la victoria”.