“Cuando llegamos a la gestión el Teatro Argentino era una joya repleta de basura, y lo digo de manera literal, estaban inundados los cuatro sótanos, no andaban las instalaciones de aire acondicionado y hubo que sacar 100 volquetes de basura”, dijo Kicillof desde el escenario, e indicó: “Nos encontramos con el Teatro en esa situación y me obsesioné, no solo con volver a poner en valor el Teatro de la capital de la provincia, sino con reabrir esta sala”.
En esa línea, señaló: “Gobernar en condiciones de adversidad tiene un motor adicional, que tiene que ver con la obsesión, con ser tercos, ser perseverantes, con no dejarse fallecer con los inconvenientes que le pone a uno una realidad compleja”.
El mandatario provincial sostuvo que además se decidió “reabrirlo con un proyecto distinto, que se fue reconstruyendo de afuera para adentro”, y apuntó: “Comenzamos con conciertos al aire libre en la pandemia, con la idea de no discriminar entre géneros más elevados y géneros más populares, porque todo es arte, todo es cultura, y todo es del pueblo”.
Kicillof remarcó que “hay una soberanía que tiene que ver con la cultura”, al tiempo que aseveró: “Este teatro es una fábrica, porque acá se produce todo, acá se hacen los decorados, el vestuario, este teatro es escuela, este teatro es un orgullo de los y las bonaerenses, y es esta sala, es esta infraestructura, pero sobre todo, son sus trabajadores y trabajadoras”.
Para cerrar, expresó: “No somos un fracaso, ni estamos destinados ni somos un fracaso, es cuestión de querer un poco más a nuestra historia, a nuestro país, y a nuestro pueblo, y este es un mojón”.
La sala, que permaneció cerrada seis años por refacción, se reinauguró con un concierto a cargo de la Orquesta y el Coro estable del Teatro, que interpretaron la Sinfonía N°9 de Ludwig van Beethoven. Contó con la dirección musical de Carlos Vieu y la participación de la soprano Paula Almerares, la mezzosoprano Cecilia Díaz, el tenor Juan Carlos Vassallo y el barítono Hernán Iturralde.
Estuvieron presentes el ministro de Cultura de la Nación, Tristán Bauer; el director del Centro Provincial de las Artes Teatro Argentino de La Plata, Ernesto Bauer; la presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo, Estela de Carlotto; la cofundadora de Madres de Plaza de Mayo, Herenia Sánchez de Viamonte; el arzobispo de la Arquidiócesis de La Plata, Víctor Fernández; integrantes del Gabinete provincial; intendentes bonaerenses, legisladores y representantes de la cultura.
La sala fue inaugurada en 1999 y un año después pasó a denominarse “Alberto Ginastera”. Es una de las más importantes de América Latina: posee la forma tradicional en herradura, con una geometría y proporción armónica que aseguran su buen funcionamiento y un excelente nivel acústico. Tiene capacidad para 1.780 espectadores y un escenario de 1.365 metros cuadrados.
La actual administración comenzó un plan para lograr la funcionalidad integral del complejo artístico que presentaba problemas de climatización, filtraciones e inundaciones, falta de calefacción, vandalización, iluminación deficiente, camarines inutilizables y desprendimiento de cielorrasos.
El Gobierno bonaerense llevó a cabo tareas de acondicionamiento termo-mecánico por un monto de 195 millones de pesos y concretó trabajos de electricidad y oleohidráulica por 95 millones, que permitieron tener operativos los montacargas y el foso de orquesta.
Además, se mejoró el sistema de ventilación y remoción de aire, se acondicionó el escenario, se puso en funcionamiento el sistema de telones, se arreglaron los baños para el público y se removieron los escombros de la obra original, lo que mejoró la seguridad de los operarios y permitió trabajos subsiguientes.
La reutilización de la Ginastera permitirá el regreso de una temporada artística con un ciclo de conciertos, óperas, ballets y una amplia programación. (DIB) ACR
