La campaña impulsada desde la CCIB consiste en designar por grupos un conductor que ese día no beba alcohol o utilice otro tipo de sustancia que interfiera en la correcta conducción por su seguridad, por la de sus acompañantes y por la de los demás.
Es de destacar que dicha figura ya está vigente desde hace tiempo impulsada desde la Dirección de Movilidad y Control Urbano entendiéndose como primordial que los comercios la apoyen e impulsen que sea respetada.
Conducir alcoholizado/a significa poner en peligro no sólo la vida propia sino la de terceros. Aún en concentraciones menores el alcohol produce importantes consecuencias en el organismo, generando alteraciones en el comportamiento y disminuyendo la capacidad de conducir de manera idónea. En todos los casos, el consumo excesivo provoca consecuencias, sobre las funciones psicomotoras, sobre la visión del conductor y sobre el comportamiento y la conducta. El conductor experimenta un falso estado de euforia, seguridad y confianza en sí mismo, apareciendo un desprecio por el peligro y una tendencia a transgredir las normas.