Las tareas consistieron en la remoción del material dañado y su posterior reemplazo con hormigón, un componente más resistente que garantiza mayor durabilidad y mejora la calidad de la superficie.
La intervención se centró en los sectores más comprometidos, donde el desgaste del pavimento afectaba directamente la seguridad y la transitabilidad. Este tipo de obras apunta a brindar soluciones sostenibles y a recuperar el estado de las calles, ofreciendo a los vecinos un entorno más seguro para circular.