(Por Maximiliano Álvarez – Referente de Patria Grande Balcarce) - En estos días se confirma lo que ya sabíamos: Cristina Fernández de Kirchner está proscripta. No por decisión del pueblo, sino por una maniobra judicial que nace de la casta togada y se orquesta en sintonía con los sectores que gobiernan sin haber sido votados: el poder económico, los medios de comunicación concentrados y una parte del aparato político que dejó de responder al mandato popular.
Desde Patria Grande Balcarce, espacio que a nivel nacional conduce Juan Grabois, no podemos más que manifestar nuestra solidaridad con Cristina y denunciar este atropello como lo que es: una forma moderna de golpe de Estado, sin tanques, pero con fallos judiciales escritos a la medida de Clarín, Techint y el FMI.
La Corte Suprema, en lugar de actuar como garante de la Constitución, eligió el camino de la sumisión a los poderes fácticos. Rechazó abrir un recurso federal pese a que el fallo de Casación estaba viciado por múltiples irregularidades: jueces que ofician de peritos sin serlo, pruebas que nunca pasaron por un debate público, indicios sin evidencia concreta y una cadena de razonamientos jurídicos que harían sonrojar a cualquier estudiante de primer año de derecho.
¿Qué hicieron? Ratificaron un fallo de casación de más de 1500 páginas para que nadie lo lea, para que el debate se diluya entre interpretaciones livianas, reforzando prejuicios sin argumentos. Se impide así una discusión real sobre las garantías vulneradas, y se impone una narrativa que pretende legitimar lo ilegítimo.
Cristina es inocente. No pudieron demostrar el hecho, ni su autoría. Para lograr esta condena rompieron la lógica administrativa del Estado, distorsionaron el principio de legalidad, e ignoraron incluso el principio básico de imparcialidad. No importa. El objetivo no es jurídico, es político: impedir que una dirigente con apoyo popular vuelva a disputar el poder.
Pero el pueblo no es tonto. Sabemos que no la persiguen por corrupción. La condenan por haber redistribuido la riqueza, por la Asignación Universal por Hijo, por haber integrado a los trabajadores al crecimiento del país, por haber dicho “No al ALCA”, por haber entregado computadoras a los pibes y jubilaciones a las amas de casa. La proscriben porque representa al proyecto nacional y popular, al campo de los de abajo, a los que pelean por una patria justa, libre y soberana.
Mientras nos entretienen con causas judiciales amañadas, siguen saqueando el país: extranjerizan nuestras tierras, rematan nuestros recursos y destruyen nuestra soberanía. Lo hacen porque necesitan una Argentina sin líderes con coraje. Pero se equivocan. Porque Cristina no está sola. Cristina es el pueblo, y el pueblo no se proscribe.