Uno de los momentos más significativos de la jornada fueron las intervenciones artísticas de Ana Clara Ambatese y del Colectivo de Artistas de Balcarce, quienes aportaron sensibilidad y fuerza expresiva al homenaje. A través de la música y la palabra, sus presentaciones reforzaron el mensaje de memoria, verdad y justicia que atravesó todo el acto.
Asimismo, se destacó la presencia del cura párroco Pablo Etchepareborda, siendo esta la primera vez que un representante de la Iglesia Católica local participa de esta conmemoración. Su asistencia fue valorada por la organización y por los presentes como un gesto significativo en el camino del diálogo y el reconocimiento de las heridas abiertas por el terrorismo de Estado.Como viene ocurriendo desde que comenzó la actual gestión municipal en diciembre de 2015, ningún funcionario ni representante del Gobierno Municipal que encabeza Esteban Reino estuvo presente en el acto. Desde la APDH se señaló además que, hasta último momento, existió la posibilidad de que no se dispusiera de energía eléctrica para llevar adelante la actividad, lo que fue interpretado como una maniobra de obstaculización. Frente a esa situación, Juan Fraiz, integrante de la organización, expresó con firmeza: “Aunque no nos den la luz y quieran callarnos, vamos a seguir hablando y diciendo las cosas que hay que decir”.
Bajo la consigna “Todo está guardado en la memoria, arma de la vida y de la historia”, la APDH recordó a los 30.000 detenidos-desaparecidos, repudió el negacionismo del terrorismo de Estado, y denunció el vaciamiento de políticas públicas relacionadas con los derechos humanos y la equidad de género.La declaración también cuestionó con dureza el presente político argentino, caracterizado —según expresaron— por “el goce, la crueldad, y un deseo de volver 130 años atrás”, en alusión a las políticas del gobierno nacional. “Vivimos días de incertidumbre, de intolerancia, de engaños, de angustia, de amenazas, de autoritarismo y de abandono a los necesitados”, advirtieron.
Uno de los puntos más simbólicos del acto fue su realización al pie del busto de Uriburu, quien encabezó el primer golpe de Estado en el país en 1930, abriendo un ciclo trágico de interrupciones institucionales que alcanzaría su punto más oscuro con la dictadura de 1976. La APDH subrayó la contradicción que implica conmemorar el Día de la Memoria a metros de un monumento que representa los antivalores democráticos, y remarcó la necesidad de cumplir con la ordenanza que ordena su remoción.La actividad finalizó con el canto colectivo de “30.000 detenidas y detenidos-desaparecidos, ¡presentes! ¡Ahora y siempre!”, y un llamado a organizar la resistencia pacífica para construir una sociedad basada en la justicia, la igualdad, la libertad y la solidaridad.