La Sala 3 de la Cámara de Apelaciones y Garantías, presidida por el juez Pablo Martín Poggetto, dio lugar a lo planteado por la fiscal Florencia Salas y ordenó que el imputado por “abuso sexual gravemente ultrajante” y “abuso sexual con acceso carnal”, Juan Carlos Salas, continúe detenido mientras avanza la investigación en su contra, de acuerdo con el diario La Capital.
El arresto domiciliario lo había otorgado el juez Saúl Errandonea, sin que estuviera de acuerdo la fiscal, y por ello la medida no se hizo efectiva inmediatamente, ya que no estaba firme. En lo concreto, el imputado nunca dejó de estar detenido en una comisaría de Balcarce.
Por otro lado, la Cámara de Apelaciones y Garantías intimó al juez de Garantías Errandonea a que Salas sea trasladado en carácter de urgente a una unidad penal de la provincia de Buenos Aires, a excepción de las cárceles de Batán, que son donde habrían ocurrido los hechos y donde se encuentran las víctimas. La defensa del imputado había solicitado el arresto domiciliario por el “delicado” cuadro de salud que atraviesa y que no puede estar detenido en unidades penitenciarias de la provincia.
Según informaron medios marplatenses, Salas quedó detenido acusado de los delitos de abuso sexual gravemente ultrajante y abuso sexual con acceso carnal. La mecánica de acción era el suministro de drogas o pastillas a cambio de favores sexuales, con un claro consentimiento viciado ante la vulnerabilidad de la víctima por la situación de poder al ser jefe de sanidad sumado a la dependencia de pastillas que generaba.
Salas estaba a cargo de la Jefatura de Sanidad de las Unidades Penales 15, 44 y 50 de Batán y tenía acceso a todas las dependencias del complejo. “Un sector de la vieja área de Sanidad en desuso se ofreció para el funcionamiento del programa Jóvenes Adultos destinado a capacitaciones a internos de 18 a 21 años, por lo que tenía un contacto diario con muchos de sus asistentes”, dijo una fuente consultada por el portal 0223. “Buscaba la confianza de los más jóvenes, especialmente si sabía que no tenía contacto familiar y que no recibía alimentos desde el exterior. En esa dinámica de tenerlos cerca hizo pasar a uno de los internos como portador de HIV para que accediera al refuerzo de comida”, explicaron.
El paso siguiente a ese contacto inicial incluía la entrega de droga o medicamentos a cambio de favores sexuales. “Antes de entregar las pastillas -especialmente ansiolíticos- se trasladaba con las víctimas a una antigua sala de rayos o a una oficina de acceso privado para abusarlos sexualmente”, agregaron. “Algunas declaraciones hablan de que el imputado entregaba de a 300 pastillas de rivotril o clonazepam”, explicó por su parte a La Capital otra fuente de la investigación. (DIB) GML MM