En esta oportunidad, el equipo del Club apostó a una experiencia sensorial en donde los participantes debían pasar por diferentes estaciones agudizando los sentidos: oído, vista, olfato, gusto y tacto.
El propósito consistía en poder dar cuenta cómo la rutina y la vorágine de la actualidad hacen que se naturalicen prejuicios y formas de trato que vulneran las infancias para las que se trabajan. reproduciendo así prácticas profesionales iatrogénicas.
La jornada contó con más de noventa participantes, quienes destacaron la labor comprometida del equipo del programa, la creatividad para trabajar temáticas tan sensibles y lo fructífero de las herramientas pedagógicas que pusieron al servicio para la tarea con infancias y adolescencias.