Esta determinación ocurre en medio de un contexto en el que las estimaciones privadas de inflación marcaban malas noticias para el bolsillo con un repunte en junio, que interrumpiría la tendencia de desaceleración registrada en lo que va del año. Más específicamente, luego del 4,2% de inflación de mayo, en junio la suba de precios ya mostraba un rebote, según los privados, en torno al 5,5%.
Además, desde Hacienda informaron que Caputo consideró el componente de la estacionalidad. En el invierno, el consumo de gas suele ser mayor y, en consecuencia, lo que pagan los usuarios también. Por lo tanto, este congelamiento puso un freno a los aumentos del mes pasado, que habían sido de entre 9% y 33% en gas y entre 23% y 156% en electricidad.
A su vez, en la cartera que conduce Caputo explicaron que tampoco habrá reducción de subsidios. Por ende, queda pendiente qué ocurrirá con recomposición de la rentabilidad de las empresas de transporte y distribución de gas y electricidad. Entre ellas se encuentran Edenor, Edesur, Metrogas, Naturgy, Camuzzi, TGN y TGS.
El valor final de las boletas de energía se compone del costo de tres servicios, más el recargo de los impuestos y tasas nacionales, provinciales y municipales. Equivale al costo de generar electricidad o producir gas (que tiene subsidios del Tesoro), el de transportar la energía a los centros de consumo y el de distribuirlo en hogares, comercios e industrias. Los últimos dos servicios no están segmentados según el nivel de ingresos y, por lo tanto, el costo es igual para todos los hogares.
El mes pasado, el Ministerio de Economía aplicó una suba en uno de los tres componentes para recortar el peso de los subsidios. De hecho, en electricidad, los usuarios residenciales, comercios e industrias en su conjunto cubren ahora el 65% del costo total del sistema eléctrico, cuando el mes pasado era el 45%, según estimaciones oficiales. En el medio hay variaciones: los hogares de ingresos altos pagan el 78% del costo, mientras los de bajos ingresos, el 22%.
Para hacer espacio a la quita de subsidios y que el aumento final no impacte bruscamente en los valores finales de las facturas y, por lo tanto, en la inflación, el Ministerio de Economía congeló la suba de los otros dos componentes (transporte y distribución) durante mayo y junio.
En lo que va del año, las tarifas de electricidad subieron 234% y las de gas 1179%, en promedio, entre aumentos de precios y de cantidades consumidas, según cálculos del Instituto Interdisciplinario de Economía Política (IIEP), que depende de la UBA y el Conicet.
“El costo de la canasta total de servicios públicos en el área metropolitana de Buenos Aires (AMBA) se incrementó 365% respecto de diciembre pasado, a partir de las actualizaciones de tarifas de transporte (enero y febrero), energía eléctrica (febrero y junio), agua y gas natural (abril y junio). Los consumos de gas natural y energía eléctrica están ajustados por estacionalidad del consumo”, dice.
El mes pasado, el valor promedio de las facturas finales de gas para un usuario N1 con un consumo promedio de 149 m3 por mes aumentó de $25.756 a $28.142 (9%); para un N2, con un consumo promedio de 159 m3, pasó de $15.638 a $20.797 (33%), y para un N3, con un consumo promedio de 171 m3, subió de $24.465 a $26.865 (10%).
En lo que se refiere a electricidad, si se consideran consumos promedio residenciales de 260 kwh por mes, el valor promedio de las facturas finales para un N1 subió de $24.710 a $30.355 (23%); para N2, de $6295 a $12.545 (100%), y para N3, de $6585 a $16.850 (156%).