Se busca que los usuarios adopten comportamientos orientados al cuidado de los recursos y al uso adecuado de los artefactos tanto en el hogar como en el trabajo.
Para un uso eficiente del servicio, cada usuario debe estimar su consumo, elegir adecuadamente los artefactos y adoptar comportamientos de consumo racional que permiten hacer un uso eficiente de la energía, sin renunciar al confort y cuidando el medio ambiente.
Ahorro de energía: hábitos para bajar el consumo de electricidad en el hogar
Reemplazar las bombillas de luz: no todas las bombitas consumen lo mismo. Las lámparas LED consumen 8 veces menos electricidad y duran 7.5 veces más tiempo que las lámparas tradicionales o halógenas.
Apagar luces en lugares donde no se necesiten: aunque parezca raro, el 20% del consumo energético en una casa se da por la iluminación. Para evitar que las boletas traigan números elevados, es mejor prender solo las luces que sean necesarias y apagar las de los ambientes en los que no se están usando.
Desenchufar aparatos sin uso: es normal dejar conectados a la corriente aparatos eléctricos, aun sin ser utilizados, como la computadora, la cafetera o un equipo de música. Desenchufarlos cuando se deja el hogar o a la noche son buenas opciones para reducir el consumo eléctrico, ya que incluso en stand by estos artefactos siguen consumiendo una pequeña cantidad de energía.
Lavar la ropa con agua fría: así como la iluminación consume cerca del 20% del total, el lavarropas lo hace con el 11%. El lavarropas consume más electricidad cuando usa agua caliente. De hecho, el 80 % de la energía utilizada sirve para calentar agua durante el lavado.
Tomar duchas cortas: pasar más de 20 minutos en la ducha puede ser un factor de gasto de energía bastante grande. Es recomendable tomar duchas cortas, que no superen los 10 minutos; un truco para reducir el tiempo que se gasta bajo el agua es cronometrar el baño, o incluso cerrar la canilla mientras se enjabona el cuerpo.
Uso eficiente de aire acondicionado: por cada grado que desciende la temperatura provocamos un aumento de un 8% del consumo energético. Por tanto, no es conveniente regular el termostato a una temperatura muy baja, sino que es preferible que se enfríe progresivamente. De este modo alcanzaremos la temperatura confort poco a poco, que en verano se calcula que debe estar entre 25 y 27 grados.
Desenchufá el termotanque cuando no lo uses: cada vez que el agua se va enfriando, la resistencia de estos artefactos vuelve a encenderse una y otra vez. Para ahorrar energía, conviene encender el termo sólo cuando vayamos a hacer el uso principal de agua caliente del día. Por ejemplo a la hora de ducharnos o bañarnos. Además es importante saber que un termotanque eléctrico con sarro consume más. Por ese motivo es importante limpiarlo con frecuencia.