La música y la danza generan una vibración constante, a veces con diferentes alturas, matices, dinámicas, calidades; que juntas despiertan sensaciones y emociones que transportan al cuerpo de un lugar al otro, un espacio propio del artista.
Por ello, el lenguaje del cuerpo es fundamental para conectar: con el instrumento musical, con el propio cuerpo y con los otros. El cuerpo es un instrumento que se necesita reconocer desde el juego y desde la exploración del movimiento para descubrir sus posibilidades de expresión y dejarse llevar al interpretar, comentó Schimpf.
El cuerpo de la Orquesta fue dividido por franja etárea en dos grupos y se trabajó en forma separada. Al finalizar se ensamblaron los grupos en el ensayo propiamente musical, finalizando la jornada.
El objetivo de estos encuentros, en forma de taller, es acercar a los integrantes de la orquesta herramientas, vivencias y experiencias para cuidar y reconocer su cuerpo, descubriendo necesidades, subrayando la importancia del vínculo con uno mismo, su fisicalidad y las necesidades que éste expresa; para desde ahí fusionarse y fundirse en un mismo instrumento expresivo.