Procesan al “Viejo” Florez: tenía tigres, pumas y otros animales salvajes en su campo

En una investigación realizada por la fiscal Laura Mazaferri, el juez federal Santiago Inchausti procesó a Florez por el delito de almacenamiento de distintos ejemplares de especies animales amparadas por la Ley 22.421, sin contar con la debida habilitación, así como productos y subproductos derivados de animales amparados por aquella normativa, como así también se le imputa la tenencia ilegítima de cuatro armas de fuego -de uso civil y de uso civil condicional- sin la debida autorización legal, las que fueron halladas dentro de su esfera de custodia.

El procesamiento de Florez es sin prisión preventiva, ya que el hombre de 69 años se mantuvo a derecho desde que inició la causa en su contra. De todas maneras, el juez fijó una suma de 20.000.000 de pesos ante una eventual responsabilidad civil y penal que pudiera caberle al imputado y el embargo preventiva, con fines de decomiso, del predio “Los Aromos”, que es el lugar donde se hallaron los animales y donde se realizó la actividad ilícita.

El “zoológico” del Viejo Florez

La causa se inició luego de que el director de la Dirección de Inspecciones y jefe de la Brigada de control Ambiental del Ministerio Ambiental y Desarrollo Sostenible de la Nación, Alejandro Mariano Mackielo, presentara una denuncia en la que mencionaba que existían animales salvajes dentro del predio “Los Aromos” sin poseer inscripción de ningún tipo ante el Registro Nacional de Operadores de Fauna Silvestre de la Dirección Nacional de Biodiversidad (DNBI) del MAyDS.

En el procedimiento realizado por la policía, se encontró en el campo de Florez 2 tigres, 10 pumas, 1 gato montés, 12 ciervos colorados, 12 antílopes de la india, 6 ciervos axis, 57 ciervos dama, 1 búfalo, 150 muflones, 1 guanaco, 9 jabalíes, 20 pavos reales, 1 loro hablador, 2 ñandú, 1 perdiz colorada, 1 cardenal amarillo, 1 reina mora, 1 naranjero, 1 jilguero español, 3 corbatita común, 1 jilguero amarillo, 1 miná crestado, 2 estornino común y 2 cardenal copete rojo.

En el interior de la casa, los investigadores hallaron “trofeos”, considerados como productos o subproductos de la fauna silvestre como: 1 cuero de puma, 1 cuero de axis, 4 taxidermias de ciervo axis, 4 cornamentas de ciervo colorado, 1 taxidermia de ciervo dama, 1 taxidermia de antílope de la india, 14 cornamentas de ciervo dama y 1 cornamenta de ciervo axis.

Además, debajo de la cama del dormitorio de Florez fueron encontradas tres armas largas, una de puño y un rifle de aire comprimido: un fusil a cerrojo Mauser modelo 1998 calibre 308 con mira telescópica, una carabina semiautomática marca Saurio, una escopeta calibre 20 marca rubiextra, una pistola semiautomática marca Victoria Paten y un rifle de aire comprimido.

Vínculos con cazadores

Durante el operativo, la policía secuestró el celular de Florez, en el que en diferentes conversaciones le preguntan “¿que bicharraco trajiste?”. “¿Los gatitos cómo están?”. “¿Pichones no tenés?”. “Trajiste un montón de damas, que lindo. ¿Damas blancas no vendés o conseguís?”.

Mientras, alguien identificado en la causa como Gordo S. expresó en un mensaje: “Pero que no te los vean, porque enseguida se llena de cazadores”.

Durante la investigación las redes sociales de Florez dieron cuenta de su vinculación con otros perfiles a los que tiene de “amigos”, que se corresponden con “Coto de Caza Isla Mulhall”, “Armería La Escondida”, “Ciervos Génetica -Estancia la Biznaga” y “Caza Argentina”.

“La vinculación de Florez con cotos de caza y con la actividad ilegal que se le imputa pudo ser constatada, además, en razón de la documentación que fue hallada en el predio allanado, es decir, se observaron tarjetas o fotografías con taxidermistas y operadores cinegéticos que obran denunciados ante otros organismos judiciales y que se infiere una vinculación y relación con los mismos”, concluyen los investigadores.

“Es así que, con la finalidad de proteger el medio ambiente, la ley de conservación de la fauna y sus reglamentaciones, exigen que todo poseedor de piezas, productos o subproductos provenientes de la caza, posea la correspondiente documentación que respalde el origen lícito de las especies que ostenta; documentación que el encausado no posee, lo que permite inferir el origen clandestino de las especies almacenadas y el dolo del autor”, explican finalmente. (LaCapitalMDP)

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