José L. Pérez: “No es necesario descalificar al otro. Uno tiene que defender sus ideas con fundamentos, y tratar de que el otro lo haga de la misma manera”

El ex concejal y cuatro veces electo intendente de Balcarce, ingeniero José Luís Pérez, realizó declaraciones al programa “Balcarce Vox” que se emite cada sábado por FM 105.1 de 9 a 13 hs.

En un extenso recorrido por el acontecer local y nacional, Pérez analizó el manejo de la información a través de los medios y su influencia, los logros y asignaturas pendientes del Gobierno nacional y el rol de la oposición pre, durante y post pandemia.

Entre otras manifestaciones dijo: “Ya no hay debates, ni siquiera en los programas televisivos. Ves periodistas que llenan una hora de programa de televisión insultando, agrediendo, descalificando. Llevan invitados y tratan de que digan lo que ellos quieren hacerlo decir, pero jamás un debate de ideas. Y al no debatir ideas es muy difícil salir de este pozo”.

Balcarce Vox: ¿Qué impresión le dejó la marcha que se realizó en apoyo a la vicepresidenta tras el atentado y sobre todo en apoyo a la democracia?

José Luís Pérez: Para mí esta fue la marcha más importante que he visto en Balcarce con balcarceños. Porque otras veces ha habido marchas importantes, pero han venido algunas representaciones de sindicatos de Mar del Plata y bueno, hacía más número digamos, se notaba más. Pero la de ayer (viernes 2) a mí realmente me impresionó gratamente porque una de las cosas que ha unido y que ha logrado todo este accionar en parte de la justicia, en parte de la oposición en parte de los medios, es ir uniendo cada vez más. Y eso afortunadamente nos hace bien al país, al justicialismo y es una necesidad que pensemos en esa dirección, atento a la situación en la que está el país, la situación en la que están muchos argentinos en este momento.

B.V.: Las marchas que se realizaron en el país, y la de Balcarce no fue la excepción, se caracterizaron por la falta de agresividad, ¿verdad?

J.L.P.: Eso también fue unánime porque mirá que ayer se televisaron marchas durante horas, desde la mañana hasta la noche. Y el común denominador en todas, y lo pudimos percibir nosotros acá, no hubo ni una frase ni una frase altisonante, ni una agresividad, ni una relación dura hacia ningún sector, hacia nadie en particular, y creo que eso nos está haciendo falta. Por mi edad he vivido toda una vida de antiperonismo desde que tengo uso de razón, desde que lo veía a mi padre a escuchar por radio el escrutinio de la elección que ganó Frondizi en el año 58 con el peronismo proscripto. Yo tenía 8 años y lo veía festejar cada vez que anunciaban cómo iban las elecciones, anunciaban mesas en las que ganaba el peronismo, y él lo gritaba como un gol. Desde esa época que he vivido el antiperonismo. Pero era un antiperonismo que existía porque, como en todos los órdenes hay fundamentalistas, hay extremistas. Pero era un grupo minoritario los que se expresaban con agresión, con desprecio. Los demás eran en alguna medida adversarios, en algunos casos más duros que otros, donde el modelo de país que se imaginaba era distinto al que se imaginaba el peronismo, pero con los que se podía convivir. Yo lo viví siendo concejal con el radicalismo, con grupos del radicalismo antiperonistas. Con grupos del socialismo de Américo Ghioldi, también antiperonistas pero con los que sabíamos convivir. No vivíamos descalificándonos, vivíamos debatiendo. Acá se ha reemplazado, lamentablemente, el grito y el insulto por el debate. Y eso ha hecho que la calidad de la política haya retrocedido tremendamente y por supuesto me incluyo, en las generales de la ley en ese sentido, y eso ha sido un retroceso para el país tremendo.

Ya no hay debates, ni siquiera en los programas televisivos. Ves periodistas que llenan una hora de programa de televisión insultando, agrediendo, descalificando. Llevan invitados y tratan de que digan lo que ellos quieren hacerlo decir, pero jamás un debate de ideas. Y al no debatir ideas es muy difícil salir de este pozo. Yo creo que esto que ha sido un poco el límite, porque lo que ha pasado es gravísimo. Si la bala hubiera salido hoy no hay país. Hubiera sido dramático. No sé si siguiera civil, pero seguramente que cientos de muertos iba a haber, no tengo ninguna duda. Porque había gente que lo estaba deseando, había gente que lo estaba esperando y había gente que lo iba a ejecutar eso, eso se da así. Y creo que va a servir para hacer un llamado de atención a toda la dirigencia política en la cual nos tenemos que incluir nosotros también. Porque a veces uno mira mucho hacia afuera las cosas que suceden y sin darse cuenta que están cometiendo en algunos casos los mismos horrores. Nos pasa a veces entre nosotros mismos, entre compañeros que nos descalificamos públicamente o inconscientemente terminamos siendo funcionales a quienes no deberíamos hacerlo, por lo que decimos o por nuestra forma de actuar. Así que creo que de esta situación extrema durísima, tremenda, tenemos que tratar de rescatar algo positivo y que ojalá nos deje algo positivo.

Yo he notado desde el inicio de la pandemia hasta ahora, el incremento de la agresión y del odio ha sido espantoso. Yo lo he vivido, sinceramente, con angustia, con impotencia, porque digo no se puede ser tan odiador, no se puede ser tan agresivo, no se puede ser tan mentiroso como hemos tenido que soportar permanentemente durante la pandemia con la vacunación. Que si la vacuna sí, que no. Con los libertarios en la plaza con guillotinas, con bolsas mortuorias, con montones de cosas que nada bien nos han hecho y bueno, se ha llegado a esta situación.

Como ejemplo de lo que viene pasando en estos últimos años, este martes mismo los dos diarios principales del país, que sabemos todos cuáles son los diarios más importantes, titulaban en tapa el incremento en porcentaje del patrimonio de la vicepresidenta, de Alberto Fernández y de cinco o seis funcionarios del Gobierno, cuando el patrimonio que tienen el mismo, lo que ha aumentado la valuación fiscal, y la propia inflación. Hay que tener maldad para expresar una cosa de esas porque no creo que sepan tan poco de economía como para confundirse, lo hacen con absoluta maldad. Yo le comentaba ayer a un amigo que el vehículo que yo tengo ahora es el mismo que tenía en el 2019, y ahora vale cinco veces más. Por lo tanto alguno podría decir que incrementé mi patrimonio cinco veces. No incrementé nada, tengo lo mismo. A ese nivel de mentira llega la agresión, y eso genera mucha reacción en los que entendemos algo o nos preocupamos por entender algo, y también genera reacciones en los que se creen todo lo que escuchan. El otro día escuchaba en un reportaje que le hicieron en Chile a Iglesias, uno de los dirigentes más importantes de ‘Podemos’ en España que vino a visitarlo a Boric luego de asumir, y decía que ya no se necesita más destruir Casas de Gobierno o Palacios de Gobierno para un golpe de Estado; ahora los medios de comunicación te lo dan el golpe, diciendo que en España lo graficamos de una manera algo risueña. Contaba que el padre estaba mirando en televisión un programa periodístico, entra la hija, se sienta a mirarlo con él. Y en un momento le dice “pero papá te están mintiendo”, y contesta: “¿Cómo va a estar mintiendo si dicen lo que yo pienso?”. Como le gustaba lo que escuchaba no le interesaba si era cierto, él quería escuchar eso.

B.V.: ¿Cuál cree usted que es el objetivo de tanta inyección de odio?

J.L.P.: Bueno, creo que uno es debilitarnos. Primero hay un accionar político sistemático que lo han logrado instalar en la gente común, y es la negación de la pandemia y la negación de la guerra entre Ucrania y Rusia. Ya es imposible sentarse a debatir de igual a igual seriamente con alguien que directamente no valora o no evalúa el impacto que ha tenido la pandemia en el mundo, con cientos de miles de millones de euros y de dólares perdidos, puestos por los estados en las compañías aéreas, en las empresas, en los salarios. Y tampoco devaluarlo que está pasando con la guerra Ucrania-Rusia, donde el propio Reino Unido, país del primer mundo, ha tenido que destinar miles de millones de libras esterlinas en subsidios para que los ingleses puedan pagar la luz. Entonces el contexto en el que a este gobierno le ha tocado gobernar, no ponerlo en una conversación, no ponerlo en la balanza, no ponerlo en consideración, me parece directamente inmoral y eso genera un debate muy desparejo. Así que como primera cosa tratan de sacar eso de escena para decir que este gobierno todo lo que ha hecho es un desastre. Pero por otro lado, por mi experiencia empírica y con mis limitaciones, te digo que nunca los golpes de Estado se han dado, nunca las críticas duras se han dado, cuando los gobiernos son malos. Cuando los gobiernos son malos la oposición está tranquila porque sabe que se caen. Nunca hubieran dado un golpe de Estado a un país como el que dejó Macri, no eran tontos los militares. Y ahora la oposición percibe que si seguimos produciendo como estamos produciendo, se sigue logrando la reindustrialización, se sigue manteniendo, si bien está costando mucho, pero se sigue manteniendo el nivel de consumo interno; si la potencial explotación de petróleo y de gas que tenemos en el país, que es mucha y que ya hay obras en construcción para ponerlo en marcha; si eso prospera el peronismo va a volver a ser gobierno. Eso los pone locos y yo creo que aspiran, y en muchos casos hasta lo dicen literalmente, a un golpe de Estado. Aspiran a que este gobierno no termine, por lo menos lo veo de esa manera. No te olvides que no pudo terminar Alfonsín. Su gobierno tuvo que entregárselo antes al presidente Menem; no pudo terminar su gobierno De La Rúa y el tercero que fue Macri se presentó y no llegó ni a la segunda vuelta, cuando todos los presidentes justicialistas han sido reelectos. Macri no llegó a la segunda vuelta teniendo el gobierno nacional y teniendo la provincia de Buenos Aires para gobernarlos, los dos principales ejes de un gobierno. Y en esas condiciones no pudo llegar a la segunda vuelta. Eso no es fácil de digerir para ellos y yo creo que tienen el íntimo deseo de que este gobierno no termine. No lo van a lograr porque la concepción de la democracia en la gente ha quedado afortunadamente muy arraigada y no van a permitir que eso suceda, y lo de ayer es una muestra de que no vamos a permitir que eso suceda.

B.V.: al vez si esa bala hubiera salido, quizá este gobierno no terminaba, ¿no es cierto?

J.L.P.: No, en esas condiciones que estoy convencido, estoy de acuerdo, no terminaba. Yo creo que si esa salía y producía lo que hubiera producido, teníamos este dos millones de personas del conurbano en Buenos Aires esa noche misma y las fuerzas de seguridad y el Ejército en la calle. No, seguro que no, seguro que no terminaba. Pero bueno, afortunadamente se dio así, estamos todos un poco más tranquilos de que haya pasado eso y no lo otro.

B.V.: Estamos ante el riesgo de que el neoliberalismo vuelva al gobierno en 2023. A su juicio, ¿qué tenemos que hacer desde el Frente de Todos como para evitar eso?

J.L.P.: Yo creo que a la realidad se la transforma desde el poder, eso los justicialistas lo tenemos claro y además es así. Vos podés cambiar algunas cosas desde muchos lugares, de una sociedad de fomento de un club, de organizaciones de base, de cooperadoras, de montones de organismos e instituciones podés modificar cosas. Pero la realidad de fondo, el modelo de país que en el cual querés vivir y vos creés que es el mejor, se logra desde el poder. Y al poder se accede electoralmente. Entonces yo creo que lo primero que hay que hacer es lo que hizo Cristina cuando decidió llamarlo a Alberto: generar una estrategia electoral donde dejemos los egos afuera, dejemos los egoísmos afuera, dejemos un carguito a ver si logramos entrar en la lista en un puestito para llegar, pensando en que “si yo quiero llegar en esta lista no tiene que llegar el otro”. Y si no hay una conducción que mire que se llega al poder por las elecciones, que para eso hay que generar una estrategia electoral con la que se pueda ganar, va a ser muy muy difícil. Perón decía “el hecho electoral es un hecho cuantitativo, hay que sumar; y gobernar es un hecho cualitativo, hay que darle calidad a la gestión”. Pero lo cuantitativo es importante para poder llegar. Las diferencias internas ya se han hecho públicas. Antes éramos nosotros solos los que nos peleábamos públicamente, ahora ellos también. Juntos por el Cambio ha mostrado estas diferencias claramente, y sin embargo llegado el momento se van a unir porque tienen un objetivo claro y es que el peronismo no siga gobernando la Argentina. Bueno, nosotros si pensamos que el liberalismo no lo debe hacer por el daño que le ocasionó históricamente al país, entonces me remonto históricamente a Rivadavia, no solamente a los cuatro años de Macri. Creo que hay que generar una estrategia donde lo primordial sea volver a mantener el poder del Estado y volver a ser gobierno. Para eso se necesita desprendimiento, para eso se necesita pensar en grande y no sé si estamos todos preparados, y me incluyó. Uno a veces ve algunos que fueron funcionarios de Cristina y de Néstor recorriendo canales de televisión para limar y desgastar al propio gobierno actual. No hace falta que dé nombres, pero lo hemos visto. Bueno, esa gente no lo hace sin darse cuenta, no es casualidad. Sale a limar porque por alguna razón tiene o por intereses personales o porque le conviene, porque es un despechado, lo que sea. Nos suele pasar a nosotros con más frecuencia que a otros. Pero la experiencia que dejó el triunfo de 2019 yendo en el frente todos unidos, creo que tenemos que saber repicarla y repetirla. Yo mismo me tengo que reprochar cuando fui con Randazzo, si bien fuimos con el PJ, yo jamás fui con un candidato que no fuera del peronismo. En Balcarce sacamos 21 puntos, pero en la nación sacamos 5 puntos, que fueron los que le faltaron a Scioli para ganar la elección. Visto ahora digo pucha, si hubiéramos ido todos juntos se ganaba la elección. Bueno, creo que tenemos que hacer autocrítica, si alguna vez nos equivocamos y tratar de no repetir esa experiencia, me parece que es el camino.

B.V.: ¿No cree que tal vez también falten medidas concretas que mejoren la calidad de vida de todos aquellos que pensaron que el Frente de Todos sería notablemente diferente al macrismo?

J.L.P.: Lo que sucede también es que no nos olvidemos que para para tomar a veces determinadas medidas necesitás tener espaldas anchas y recursos. Acá el recurso no lo encontramos cuando asumimos el gobierno porque eran todos deuda. Hubo que refinanciar, renegociar una cifra millonaria en dólares para poder seguir un país donde el 74, 75% de su economía o un poco más es mercado interno esté. Al pararse el país por la pandemia tuvo el estado que emitir y salir a repartir dinero a empresas, a personas, familias para que el consumo interno no se cayera y la caída de la economía se notara lo menos posible. Y eso no es gratis. No es tan fácil, porque cuando a vos te toca gobernar y tomar medidas, una de las cosas que tenés que evaluar antes de tomarlas es cuál va a ser la acción y reacción que va a producir. A veces eso hace que uno demore una toma de decisión, o la modifique un poco para atemperarla, para ir equilibrando. Yo escuchaba en televisión, me puse a estudiar un poco a ver cuál era el clima electoral en Chile para este plebiscito, para esta elección de reforma de la Constitución del domingo. Y estaban un diputado que aprueba la modificación y la nueva Constitución, y una liberal que lo que lo desaprueba. Y te dabas cuenta el manejo inclusive del propio canal respecto a uno y otro, la opinión. Me hacía acordar a algunos de acá de Argentina. El tipo decía “esa constitución nos lleva al chavismo, vamos camino a Cuba, Venezuela y Nicaragua”. Lo mismo que hemos escuchado acá cuando vos les tocás los intereses. Pero esos intereses manejan la economía, las empresas, los medios de comunicación, te generan una corrida cambiaria cuando quieren, te generan una inflación alocada cuando quieren porque son los que fijan los precios, tienen monopolio en un montón de cosas. Subestimar el poder de fuego de esos sectores es suicida. Yo coincido con que algunas medidas más se podrían haber tomado y todavía hay tiempo de tomarlas, pero subestimar el poder de fuego de esos sectores se suicida. Repito, los golpes de estado no se dan más ya con los militares en la calle, cambiaron las formas pero no cambió el fondo y la esencia.

B.V.: Y hay algo que nos complica también que es la corta memoria que un sector de la población tiene sobre lo que fueron los gobiernos más de derecha en la Argentina, ¿no?

J.L.P.: Pero ninguna duda. Y a veces lo que es entendible también, aunque duela en realidad, cuando uno ve con qué medios de comunicación se informa la gente. Yo lo veo hasta en mi propia familia, no tenés que ir muy lejos. Y yo digo “imposible hablar con este tipo”, si yo sé los canales de televisión que está mirando y lo que escucha, es muy difícil, es muy difícil. Porque nadie le habla del neoliberalismo y nadie le habla del daño que se hizo, para nada. Entonces una cosa que vos leas historia argentina y la otra que veas a Canosa en televisión para ver cuáles son las noticias del día. Y lo mira la gente. Porque vos vas a sacarte sangre a un laboratorio está puesto el canal que vos sabés cuál es. Vas a una carnicería donde hay televisores, está puesto ese canal. A donde vayas, y eso no es gratis. Lamentablemente cuando digo no es gratis, quiero decir que no podemos no darnos cuenta que eso influye en la gente, incluso en gente de nuestro pensamiento y que nos ha votado.

B.V.: Además, ellos hablan en conceptos más fáciles, ¿no?

J.L.P.: Pero ni hablar, nos simplifican todo. San Martín murió a los 72 años, de los cuales sólo vivió en Argentina 17. Gran parte del tiempo estuvo buscando ser exiliado afuera, acusado de traición a la patria. Y cuando quiso volver al país le pasó como Perón cuando le frenaron el avión: lo pararon en Montevideo y le dijeron “no llegue que lo matan, no vaya a la Argentina porque lo matan”. Y no pudo volver a su país. Le regaló el sable corvo al “tirano” de Rosas, que es lo que te enseñan en la escuela. Tiranía de Rosas, segunda tiranía. Sin embargo alegremente hablan de San Martín, se llena la boca de San Martín. Si San Martín los escuchara cómo piensan, no le haría ninguna gracia que ustedes piensan que San Martín fue el mejor. Entonces ya venimos con cuestiones de fondo históricas que no vale tal vez la pena realizar ahora, pero que sirven también como para tomar la referencia de dónde te tenés que manejar, y a veces no sentirte tan impotente sino decir “bueno, la puta, la realidad es lo que me toca, ¡qué voy a hacer? No lo puedo cambiar”.

José Luis, ¿quiere agregar algo más?

Sí, un llamado desde mi humilde posición. No soy nadie, pero un llamado a la reflexión a toda la dirigencia, la nuestra y la opositora. Que sepamos evaluar cuando abrimos la boca, no lo que decimos sino cómo lo decimos. Porque uno no tiene que resignar convicciones, no tiene que resignar ideología, tiene que seguir pensando como piensa. Pero tampoco es necesario descalificar al otro ni es imprescindible descalificar al otro. Uno tiene que defender sus ideas con fundamentos, y tratar de que el otro también lo haga con fundamento. Y si vemos que no lo hace, contar hasta diez en números romanos, como decía un amigo mío. Y no entrar en debates que nos van lastimando, distanciando cada vez más, como todos sabemos que ha pasado. Y le ha pasado a mucha gente y a uno mismo de terminar a veces distanciado con alguna gente, simplemente por pensar ellos diferente a nosotros y nosotros diferente a ellos. Así que creo que todo esto nos tiene que servir, este este golpe tan duro como este que hemos vivido ayer, apenas dos días nos tienen que servir para para rescatar algo por lo menos en nuestras conductas, en la conducta de cada uno de nosotros. Y que eso a su vez contribuya a que el peronismo balcarceño pueda lograr políticamente lo que se debe hacer. En la plaza yo venía conversando con algunas compañeras en las filas y decía, si nosotros hubiéramos tenido a toda esta gente que viene caminando acá trabajando en la última elección, hubiéramos hecho mucha mejor elección. No sé si hubiéramos ganado, pero hubiéramos hecho mucha mejor elección. Porque nos volvíamos locos para conseguir cien fiscales y acá tenés 300, 400 personas caminando, aportando, apoyando que si logramos estar todos unidos la cosa sería otra. Así que de aquí al 2023 tratemos de ver si podemos lograr eso, es lo que yo dejaría como reflexión final.

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