Sus dichos se inscriben en una larga saga de expresiones, gestos y maniobras de la derecha vernácula, golpista, servil a los poderes fácticos, que alienta el caos político, social y económico, para alzarse con el control del Estado e imponer el orden de los cementerios.
Cuentan con una prensa y un poder judicial cómplices, operando permanentemente sobre la realidad, generando incertidumbre y miedo en la población, para lograr sus propósitos.
Son meros instrumentos de los poderes concentrados, que quieren imponer sus políticas de hambre y represión. Conscientes de lo que se proponen, llamamos a todas las organizaciones libres del pueblo a estar alertas y a no permitir que lo consigan.
Esta sociedad tiene memoria, ha padecido largamente en su historia reciente el horror del terrorismo de Estado, la instalación de políticas de saqueo y hambre, el arrasamiento de conquistas y derechos largamente acariciados y la exclusión de millones de compatriotas arrojados a su suerte.
Que nadie se confunda, están en juego valores supremos. No naturalicemos el odio, que no nos sea indiferente. Nuestra supervivencia, la de la Democracia que tanto nos costó, están en grave peligro.
Sabemos por experiencia histórica que las instituciones, nuestro futuro y la vida misma que nos merecemos y a la que aspiramos, se defienden con organización y lucha, en las calles y en las plazas, que nada ni nadie nos distraiga.