Los encargados de seguridad del estadio abrieron las rampas de acceso de la tribuna hacia la cancha, para dejar que descendieran los aficionados que no peleaban, incluyendo varias mujeres y niños. Las imágenes de televisión mostraron a algunos menores que buscaban refugiarse, algunos entre lágrimas.
Si bien no hubo información oficial, habría una veintena de heridos y, según trascendió, podría haber muertos como consecuencia de los enfrentamientos en el estadio.
Los jugadores del equipo visitante huyeron de inmediato a los vestuarios junto con algunos más del Querétaro. Pero algunos otros integrantes del conjunto queretano, como el portero uruguayo Washington Aguerre, permanecieron en el banquillo y trataban de pedirle calma a los rijosos.
Luego de unos minutos, varios aficionados que reñían en la tribuna invadieron la cancha, donde continuaron agrediéndose a puñetazos y patadas. Algunos utilizaron sillas y barras metálicas para golpearse.
Fue posible ver por la TV que un aficionado recortaba las redes de uno de los arcos. Otros destrozaban uno de los banquillos y algunos más peleaban en los túneles.