Cuando la muerte es menos muerte

Por Horacio Ciriaco

JOSÉ LUIS CUENCA

Un adiós que perdura en el tiempo. Porque la muerte es menos muerte cuando hay testimonios de vida. Hoy partió José Luis Cuenca, un alicantino de veras, partió al viaje definitivo. Pero nos dejó testimonio de su paso y nos permitió muchas veces celebrar la vida, por eso tu muerte hermano es menos muerte.

Lo conocí en el programa de radio de Fraiz, en ese entonces no era habitué como sí lo era él. Jugaba de hombre ligado a la literatura, y hacía en el mismo, comentarios respecto de libros y todas esas malas yerbas. 

En esa ocasión había traído texto propio, un cuento breve, que ahora no recuerdo la trama, pero sí las sensaciones que me dejó en ese momento e inmediatamente lo relacioné con otro texto, que había leído mucho tiempo antes y del que ni siquiera me acordaba. 

Cuando terminó la lectura, y me preguntaron mi parecer, comenté que esas descripciones me hicieron acordar a un la novela “Entre Naranjos” de Ibáñez. Me pareció tan fresca como aquella; luego me enteré que era español y también se le notaba sus años en la argentina, porque estaba muy entreverado con la idiosincrasia criolla o nuestra, de este sentir y vivir de aquí del sudeste de la provincia de Buenos Aires. Porque no es lo mismo asentarse aquí que en la Ciudad de Buenos Aires.

Los muchachos, lo jaraneaban con el apelativo del Hidalgo Republicano, pero además era cierto porque un aire de hidalguía coronaba su personalidad. Para nada extravagante, por el contrario, un hombre de sonrisa franca y fácil; pero formal al extremo de haber sido gerente de sucursal en DEBA, ESEBA. (Empresas de energía de la Provincia) Allí terminó sus días de trabajador; como lo había comenzado, en la misma DEBA. 

El apelativo del republicano, deviene de la pertenencia de su familia a la República Española, siendo Alicante la región y Elda su pueblo que lo vio nacer. Pero por raro capricho dela historia fueron éstos últimos en caer. Su padre un hombre letrado terminó por ser oficial del ejército Republicano; padecieron todas las penurias que se suponen para él y su familia luego de la derrota. Varios años de cárcel y el destino quiso que no fuera fusilado, a pesar de estar varias veces en las listas y hasta en la filas; en los patios del Castillo, en donde se producían las ejecuciones. Un día lograron escapar de España y Argentina dio el asilo político; de manera que aquí recalaron en Tres Arroyos, donde años antes se había afincado el hijo mayor. 

Posteriormente se radicó en Necochea, ciudad en que trabajó, tuvo sus hijos y una vida tranquila pequeño burguesa. Luego su pasión por escribir, ensayos novelas, cuentos, relatos de viajes; porque esa era otra de las facetas de José Luis Cuenca, un hombre que ni bien tuvo oportunidad de andar camino lo hizo y el mundo lo vio pasar. Un apasionado por la historia, americanistas con convicción, entusiasta lector de Manuel Ugarte, pasando por Mariátegui, y siendo un admirador de Juan Gelman, Borges entre tantos.

La Biblioteca Pablo Pizurno de nuestra ciudad guarda en sus estantes parte importante de los escritos y los testimonios, que él prolijamente luego de publicar cada libro hacia entrega a la ésta casa, sin otro propósito de hacer un registro de su paso por la vida y Balcarce.

Hoy brindamos un adiós con tristeza, con la desazón de verte ir y no poder hacer nada, sentir como sienten los amigos ante el infortunio de lo definitivo. 

Saber que ya no contaremos con tu cascabel de risa, en la radio, tu alegría vital y esa capacidad para sorprender, cuando en una emisión de nuestro programa leíste un poema inédito de Miguel Hernández, que había sido compañero de prisión de tu padre, quien a su vez le enviaba prosa el gran poeta republicano y testimonial. Ese día, el que abriste esa caja atesorada y probablemente oculta por años, nos la entregaste a nosotros y al pueblo de Balcarce. Cuanto honor el haberte conocido y compartir un pedazo de la vida. Te despido junto a LOS COMPAÑEROS con una Hasta la Victoria Siempre. 

(Adhieren y comparten el sentimiento sus compañeros Paty Ponce, Juan Fraiz, Carlos Ambatese y Ernesto Martínez.)

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