Desde ese primer grito hemos logrado avances significativos en materia de derechos, pero las cifras de femicidios siguen siendo desgarradoras. Cada 27 horas nos arrebatan una hermana, y la pandemia y su consecuente crisis económica no ha hecho más que profundizar las violencias por motivos de género.
Uno de los datos alarmantes que se desprenden de esta realidad, es que las principales víctimas de violencia de género en noviazgos tienen entre 14 y 21 años. Es por ello que estamos trabajando en un proyecto para que se realicen jornadas de concientización y prevención de violencia en noviazgos, tanto en escuelas secundarias como de educación de adultos, abordando contenidos en consonancia con los contemplados por la Ley de Educación Sexual Integral.
Pese a los avances en políticas públicas, como la Ley Micaela, la ley que crea un cuerpo de abogados y abogadas para patrocinar a las víctimas de violencia, la creación del Ministerio de Mujeres, Género y Diversidad o el programa Acompañar (que otorga asistencia económica a víctimas que se encuentran en una situación grave de violencia de género), nos falta aún el compromiso de todos los poderes del Estado.
Es imprescindible una reforma judicial que elimine las dificultades de acceso que tienen a diario las personas en situación de violencia por motivos de género, que se tomen medidas acorde a cada caso, que se investigue y se agilicen los procesos judiciales. Poner fin a este sistema arcaico y patriarcal es una demanda urgente de la sociedad.
Hoy, ante la emergencia sanitaria que sufrimos, desde el Frente de Géneros y Disidencias de Balcarce reafirmamos más que nunca nuestro compromiso con la vida: Nos queremos sanas, nos queremos libres, nos queremos sin miedo, NOS QUEREMOS VIVAS.