Así decía la letra de una canción que se oía algunas décadas atrás. No sabemos en qué se inspiró el autor de la letra.
Si ella hubiere sido escrita en estos tiempos, podríamos suponer que encontró su inspiración en la lluvia que ingresa dentro del área destinada a los pasajeros del parador Carrefour, al que pomposamente se le llama Estación Terminal de Omnibus de Balcarce.
En verdad, en dicho lugar todo recibe un nombre equivocado :
"Sala de Espera", se le llamaba al pasillo norte de ingreso al supermercado.
"Toilette de la Terminal", se le llama a los baños del supermercado ubicados a mas de una cuadra de distancia del lugar donde llegan los micros.
"Arribo", se le llama al estado de desasosiego que invade a los pasajeros que llegan a Balcarce a las 5 menos cuarto de la mañana.
"Omnibus de media distancia", se le llama a los amplios y agotados vehículos destinados al traslado de seres humanos sentados o parados, desde y hacia Mar del Plata..
"Butacas", se le llama a los asientos de dichos vehículos, cuyo respaldo a veces se inclina y a veces no; y que en algunos casos su inclinación hacia atrás sólo se mantiene en tanto el pasajero mantenga presionada la techa de su accionamiento.
"Identificador de asiento", se le llama a los números pintados a mano con un marcador en algún lugar de la carrocería.
"Tanteador", se le llama al pasajero que trata de identificar el número de su asiento, partiendo aritméticamente del número aún visible de la tercera fila de la izquierda.
"Una hora y cuarto", se le llama al tiempo de supuesta duración del viaje entre Balcarce y Mar del Plata, y que habrá de cumplirse en tanto el vehículo esa vez no se rompa.
"Temperatura ambiente", se le llama al intenso frío que soportan varias veces sobre la unidad los pasajeros que suben a las 6 y cuarto de la mañana.
"Toilette del Omnibus", se le llama al receptáculo "clausurado" y ubicado en su sector trasero.
"Luz", se le llama a la forma de energía que años atrás iluminaba desde el diminuto foco que aún permanece sobre cada asiento.
"Cafetera", se le llama a una maquinita ubicada cerca de la escalera de descenso, y de la cual una década atrás emanaba un líquido oscuro cuando alguien la accionaba.
"Concesión a un único prestador", se le llama al Monopolio que mantiene la empresa El Rápido en el trayecto en que une las ciudades ubicadas sobre la ruta 226.
"226 pesos", se le llama al importe que deben abonar quienes "gocen" de sus servicios y pretendan ir y volver a y desde Mar del Plata, en libre horario, aunque viajen parados.
"Pasajeros", se le llama a las personas rehenes del Monopolio de la empresa El Rápido.
"Representantes populares", se le llama a los mas altos funcionarios nacionales, provinciales y municipales que jamás usan este servicio.
"Gobiernos responsables", se les llama a los conservadores, peronistas, "libertadores", desarrollistas, liberales, radicales del pueblo, militares huecos, justicialistas, militares genocidas, radicales de la democracia, pejotistas, kirchneristas, radicales de las corporaciones, neoliberales del cambio, etc., que mantuvieron y mantienen el monopolio de dicha empresa en el transporte de pasajeros, sin importarle un cuerno la calidad ni la cantidad del servicio; privilegiando el negocio de sus accionistas por sobre el interés de la población.
Durante muchos años, las ciudades argentinas estuvieron unidas también por el ferrocarril. Un gobierno de bandidos suprimió muchos de sus ramales en la segunda parte de la década del setenta. Un gobierno posterior eliminó otros de los pocos trayectos que quedaban. Ambos dejaron a los pasajeros a merced de los empresarios del transporte automotor.
Afuera estaba lloviendo, y adentro también llovía.
La imagen que ilustra la nota, también refleja simbólicamente el estado del sistema de transporte público de pasajeros en nuestra zona.