La propuesta, destinada a personas a partir de los 14 años, invitó a detenerse y reconectar con los propios ritmos internos, en una época marcada por la hiperconectividad y la sensación constante de que el tiempo no alcanza.
Durante más de dos horas, los participantes exploraron distintas formas de expresión artística en el auditorio de avenida Favaloro 785, creando un espacio de pausa y encuentro con las emociones.
Como cierre, cada asistente recibió una calcomanía con el logo del taller y el mensaje: “Tu voz no se apaga, sólo necesita una pausa para ser escuchada”.

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