En una emotiva carta, Alumnos de la Promoción 1975 expresaron lo siguiente:
“Eran tiempos de dictadura mezclados con la inconsciencia adolescente.
Eran tiempos oscuros aunque para nosotros brillaba la luz del futuro sin condiciones.
Eran tiempos en los que se gestaba lo que hoy vivimos y la forma en la que hoy comprendemos lo que pasa.
Eran los setenta.
Se estrenaban los efectos del Mayo francés del 68 mientras que en nuestro país, una vez más, se lustraban las botas a paso redoblado. Única forma (al parecer) de resolver las disputas ideológicas y políticas a las que podíamos echar mano en aquellas épocas. Luego vinieron tiempos en democracia que no supimos sostener, también por las disputas e intolerancia.
Pero la vida nos tenía reservada una salida que los censores no tenían previsto: Olga Chanaguir de Togni, profesora de Instrucción Cívica o Educación Democrática según el año.
Allí estaba ella, con su figura imponente, su respeto por sus alumnos y, sobre todo, por su apego irrenunciable a la libertad de expresión, base de toda convivencia democrática. Porque para construir una democracia hacen falta ciudadanos demócratas y ella tenía bien claro su papel como docente. Ella sabía que no dejaba de serlo cuando abandonaba el aula. Una especial energía la unía a todas esas cabecitas casi vírgenes deseosas de conocimiento (en aquellas épocas los estudiantes teníamos sed de conocer más) aún en su ausencia y sabía que su tarea no terminaba aún cuando esos alumnos egresaran para seguir sus vidas fuera del colegio.
Muchas fueron las discusiones sobre distintos tópicos porque Olga daba lugar al disenso que es imprescindible en todo intercambio sano y respetuoso.
Olga alumbró buena parte de ese camino difícil y hoy, con su partida, podemos decir que hemos sido muy afortunados de tenerla en nuestras vidas.
Su luz nos acompañará por siempre.
Hasta que nos volvamos a encontrar querida profe Olga.
Promoción 1975 del Colegio Nacional.”