Su “Juguemos para divertirnos” hoy es emblema del Encuentro de fútbol infantil más importante que tiene la ciudad, y cuya creación vino de parte de uno de sus ex alumnos: Juan Carlos Iribarren, el presidente del Club Los Patos, que continúa, justamente esa suerte de legado: homenaje o casualidad: vaya a saberse. Lo cierto y triste es que este frío y lluviosos lunes, se nos fue Jorge Marmorato, cultor del fútbol, descubridor de talentitos y talentos y amante del alambrado y de las tardes de gol. Casi desde el vamos sus colores fueron los Alas Balcarceñas, un Club colombófilo sin intenciones de ingresar al fútbol balcarceño.
Con Marmorato, la septuagenaria institución, se afilió a la Liga y empezó a competir en los torneos. Los memoriosos recuerdan sus comienzos como jugador en Mitre, pero más aún como formador de pibes entre los ´70 y los ´90, por ejemplo, los de la “camada” del ´73 al ´76 que de grandes fueron casi invencibles en los años posteriores en Primera. “En aquellos años todos los clubes se preocupaban por armar una Primera, pero nadie en la continuidad. Ya en cambio juntaba chicos. El primer año salimos últimos y cómodos, pero años después esos mismos pibes salieron campeones. De algo habremos servido”.
“Creo que dimos el puntapié inicial en esto de trabajar y formar las divisiones inferiores, pero sería irrespetuoso de mi parte decir que fui el creador de un modelo”, dijo oportunamente. “Se me ocurrió usar un espacio chiquito detrás del estadio con partidos de 6 contra 6 u ocho contra ocho pibes. Armé seis equipitos. Al mes ya tenía más de cuarenta chicos a cargo. No tenía mucho apoyo dirigencial por entonces, pero de a poco lo fuimos logrando”, describió. Su tarea no solo era la de entrenador, Jorge vivía para el fútbol, juntando a los chicos en su coche y hasta lavando las camisetas, cada semana.
Su retiro del metier fue promediando los ´80 y principios de los ´90 cuando sus semillas ya habían florecido. Desde entonces pasó a ser mero espectador y porque no, colaborador. Aquellos chicos que formó pudieron paladear títulos a finales de siglo, en fusión con el Club Unión, otra tradicional institución que, a pesar de los embates económicos, sobrevive y todavía sueña con volver a Primera. Ya retirado en los 2000, la Liga homenajeó a Jorge en vida poniendo su nombre al Torneo de formativas en salón, aquel “baby-fútbol” que lo tuvo como protagonista. En 2016 la Municipalidad lo reconoció en la Fiesta del Deporte.
Sus últimas apariciones en la cancha fueron desplazándose en silla de ruedas, y con más de 80 años a cuestas. Siempre que apareció hubo gente que se acercó a saludarlo y recordarle esas épocas a las que trabajosamente agregaba algún detalle. Lo que queda como último registro en una entrevista televisiva que puede verse en youtube, pero con mucha paciencia, ya que Jorge, por cuestiones de salud demora las respuestas. Durante el fin de semana su panorama empeoró y se lo llevó en una jornada triste, fría y húmeda. Con Jorge se fue uno de los últimos apasionados (que todavía quedan), que dan su vida con entrega a la pasión futbolera, pensando primero en dar y luego recibir. Tenía 85 años.
Sus restos son velados en la Cooperativa de Sepelios este martes desde las 10.
(Gentileza de ACCION5)