Mató estuvo casi 10 años preso y cuando le atenuaron la pena se escapó de Batán

La reconstrucción del caso indica que Marcos Andrés González y Luciano Ariel Vargas le dieron cinco tiros a Matías Fernando Olivera para luego robarle 20 pesos, un teléfono celular y un atado de cigarrillos, el 4 de agosto de 2011. Por ese hecho, la víctima murió dos meses más tarde en el Hospital Interzonal General de Agudos (HIGA) y los asesinos fueron condenados al encierro.

Aquel crimen, ocurrido en el patio delantero de una vivienda de Florencio Sánchez y Mario Bravo, había quedado en el olvido hasta que a mediados de 2021, exactamente una década después, volvió a la esfera judicial cuando González, que se aproximaba a cumplir precisamente la pena de 9 años y 10 meses de prisión que se le había impuesto, se fugó de la Unidad Penitenciaria de Batán.

Este miércoles, después de meses de búsqueda, el personal de la Delegación Departamental de Investigaciones (DDI) local lo recapturó e informó sobre el operativo a la prensa, con datos que hasta ahora eran parcialmente desconocidos.

Conforme explicaron desde la fuerza, González tiene actualmente 26 años. Es decir, cuando cometió el asesinato de Olivera todavía no había cumplido 18. Por ese motivo, el caso fue investigado por la fiscal Mariana Baqueiro, del Fuero de Responsabilidad Penal Juvenil. Según se supo, desde temprana edad se había dedicado a las actividades delictivas y fue en aquel 4 de agosto de 2011 cuando, a pesar de ser un adolescente, se signó su destino de reo.

“Dame todo. Salí Cristian, salí Cristian… Tirale un tiro, tirale un tiro”, se gritaron González y Vargas (a quien apodaban “Tontogua”) esa tarde, cuando alrededor de las 16 fueron a buscar a un tal Cristian y acabaron matando a un tal Matías. Ese episodio les valió una pena de 10 años de prisión dictada por la jueza Silvina Darmandrail, que se cumplirían muy poco después del 13 de agosto de 2021, cuando la Justicia aplicó la morigeración correspondiente por ley.

Sin embargo, González no quiso esperar más, ya que a pesar de ese beneficio, y el alojamiento en un área un poco más permisiva, aún le restaban un año y tres meses de encierro en Batán. Entonces, tomó la errónea decisión de fugarse. Y por varios meses supuso que había acertado, pero en las últimas horas volvió a caer luego de que los sabuesos de la DDI establecieran los domicilios que solía frecuentar a escondidas.

En ese contexto, se libraron órdenes de allanamiento y González cayó nuevamente detenido en las últimas horas cuando se encontraba en el interior de una finca del barrio Nuevo Golf. Habrá que esperar ahora para conocer cuánto tiempo más deberá aguardar tras las rejas.

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