Las diez horas -finalmente ocho- que determinó la familia de Maradona junto al Gobierno nacional para que la gente pudiera despedirse del "Diez" no bastaron y provocaron un desborde con incidentes, balas de goma y gases lacrimógenos entre la Policía Federal y los fanáticos que se volcaron masivamente a la calle.
Incluso, en gran parte del velatorio popular, el uso de barbijos y la distancia de seguridad obligatoria en medio de la pandemia de coronavirus, casi no existieron.