El uso de la violencia para la eliminación de los adversarios políticos y el amedrentamiento de toda la población, la utilización del terror como instrumento de disciplinamiento social y político de manera permanente, la desaparición sistemática de personas, el ejercicio del terror en forma clandestina y fuera de todo marco legal, y el resquebrajamiento de los diferentes lazos sociales conformaron, entre otras acciones, el terrorismo de Estado a través del cual las fuerzas militares y civiles soguzgaron a la población argentina con el fin de imponer su voluntad y –especialmente- colocar la economía nacional al servicio de los sectores beneficiarios de siempre. Para ello se pasó de un modelo centrado en la industrialización, fundamentalmente destinada al mercado interno, hacia otro esquema caracterizado por la valorización financiera del capital y la transferencia de recursos al exterior, sextuplicando la deuda externa, y estatizando finalmente la deuda privada.
Pese al transcurso de casi cuatro décadas, y a la instauración de gobiernos derivados de la voluntad popular en nuestro país y en toda Latinoamérica, observamos que algunos sectores minoritarios no se resignan a la perdida de ciertos privilegios. Diferentes acciones desestabilizadoras son por ellos promovidas. Maniobras financieras, elevaciones injustificadas de precios, acaparamiento de productos, campañas propagadoras de miedos, fomento del odio, manipulación de la información, ocultamiento de la verdad, elaboración de la mentira, desacreditaciones, organización de marchas con intereses ocultos, y acciones de violencia sobre las personas y las cosas son instrumentos a los que hoy apelan dichos grupos minoritarios en diferentes países latinoamericanos para lograr la desestabilización de sus gobiernos populares con el fin de recuperar los poderes perdidos y poner nuevamente al Estado a su disposición. Ya no se valen de las fuerzas armadas ni de prácticas de terror. Diferentes organizaciones y algunos medios de difusión hoy ejecutan mejor la tarea desestabilizadora, creando climas acordes y promoviendo y ejecutando en algunos lugares el conocido “golpe suave”.
Ante ello, desde la A.P.D.H. –Balcarce- convocamos a mantener y elevar la conciencia sobre el accionar desestabilizador de algunos grupos para que por ningún medio NUNCA MAS el sistema constitucional sea reemplazado por el sistema de las “Corporaciones”, reclamando además, la profundización de nuestro régimen democrático y el pleno y generalizado respeto de los derechos humanos y las garantías constitucionales.
Invocando la lucha de los treinta mil desparecidos y el recuerdo de todos quienes sufrieron la represión de una u otra manera, y de los compañeros balcarceños que cayeron o padecieron por la obra del terrorismo de Estado, decimos: No al olvido, No al perdón, No a la reconciliación! ... Si a la memoria, a la verdad y a la Justicia!.
