Uriburu usurpó el gobierno y violó los derechos fundamentales de las personas.
Su régimen dispuso asesinatos, torturas, vejaciones, exilios, persecuciones y fraudes.
Uriburu habilitó y promovió el uso de la picana eléctrica sobre sus opositores.
El llamativo homenaje a su arrogante figura en Balcarce implica la exaltación del golpismo, de la intolerancia y del totalitarismo.
La persistente honra a tan siniestro personaje constituye una manifestación de agravio a la democracia, a la ciudadanía y a sus numerosas víctimas.
Que él sea parte de la historia no nos obliga a homenajearle.
Nuestro espacio público no debe ser base de homenaje a un represor. Su monumento constituye una imposición forzada, propia de la conocida “década infame”, y un permanente factor de discordia. Desde hace más de seis décadas, diferentes gobiernos de nuestro país fueron eliminando los variados homenajes al déspota de 1930. Las firmes convicciones democráticas de nuestros diversos representantes locales hicieron que al fin se adoptare igual actitud en Balcarce.
Creemos que colocación de nuestra Bandera Nacional en el preciso espacio hasta ahora ocupado por la figura del dictador, tal como lo acordaran los Sres. Concejales, transformará un sitio de ofensa pública en un espacio de unidad ciudadana.
Entendemos a la citada resolución una muy valiosa y coherente contribución de nuestros representantes con la celebración de nuestros primeros treinta años continuos de vida democrática. "
