El dolor por la pérdida de un ser querido puede transformarse en un acto de amor y esperanza. Qué mayor acto de amor que dar vida a quien lo necesita.
Nazareno Ramírez es un jovencito de 16 años. El 18 de abril pasado nació para él la esperanza de una nueva vida a partir del trasplante de riñón, después de que el 14 de noviembre de 2009 los médicos le diagnosticaran síndrome nefrítico rápidamente evolutivo.
En plena etapa de recuperación, Nazareno se entusiasma por contar su historia, llena de vida, ante la atenta mirada de su padre Eduardo, que fue en realidad quien inició el relato.
“Apenas le diagnosticaron la enfermedad, Nazareno, que tenía doce años, fue internado en terapia intensiva en el Hospital Materno Infantil marplatense”, señaló, sin dejar de emocionarse cuando en aquel difícil momento el médico que recibió a su hijo en brazos le dijo: “Papi, tu hijo se está muriendo”.
A partir de entonces, Nazareno y su familia escribieron una conmovedora historia llena de fe
y de esperanza. “Lo lograron estabilizar y después de permanecer tres días en terapia intensiva, lo derivaron al Hospital de Niños ‘Sor María Ludovica’, donde estuvo tres meses internado en terapia intensiva y en la Sala de Nefrología, con cuidados permanentes”, continuó diciendo Eduardo.
Por aquel entonces no se hablaba de la posibilidad de un trasplante si bien Nazareno comenzaba a ser sometido, primero, a diálisis peritoneal pero al no responder el tratamiento se hizo necesaria la realización de hemo-diálisis a través de un catéter que se colocaba en el cuello.
El tratamiento dio el resultado esperado por lo que Nazareno recibió el alta hospitalaria, ingresando entonces a la lista de espera del INCUCAI para ser sometido a un trasplante de riñón. En la capital provincial fue atendido por el nefrólogo balcarceño Javier Ruscaso y su equipo.
Mientras tanto, el jovencito continuó con su diálisis en el centro de excelencia que funciona en la Policlínica Balcarce a cargo de la doctora Trevisán y el doctor Allende.
Destacó aquí Eduardo que “al no contar el centro con diálisis pediátrica, adaptaron una máquina para mi hijo. Desde 2010, Nazareno concurrió tres veces por semana a hacerse diálisis, tratamiento necesario para sobrevivir. Una máquina era la que le estaba permitiendo seguir con vida”, expresó.
Eduardo se esfuerza para no quebrarse emocionalmente durante la charla con El Diario, ante la sonrisa que dibujaba debajo del barbijo Nazareno. “Se viven momentos muy difíciles en todo sentido. Cuando estaba trabajando y recordaba que mi hijo estaba en diálisis, no podía parar de llorar. Por eso la donación de órganos es un acto trascendente”, aseguró.
UN RELATO LLENO DE VIDA
Nazareno soportó y muy bien los tres años de tratamiento. Si bien en la familia estaba latente la posibilidad del trasplante, no lo vivió con desesperación debido a que respondía favorablemente al mismo.
Pero el 17 de abril último, un llamado telefónico llenó de alegría y esperanza a la familia Ramírez. La posibilidad de recibir un riñón de un donante cadavérico era inminente por lo que el jovencito, con su mamá y su abuela, viajó de inmediato al Hospital “San Martín” de La Plata, donde al día siguiente se le realizó la exitosa intervención.
“A los seis días ya me habían dado el alta. El riñón comenzó a funcionar bien en forma rápida lo cual acelera el proceso de recuperación. Los controles a los que me estoy sometiendo dieron todos bien. Esto es, sin dudas, un volver a nacer. Mientras tanto, debo cuidarme con las comidas y tener colocado un barbijo un par de meses más”, sostuvo Nazareno, quien sueña en poco tiempo con desarrollar una vida normal lo cual le permitirá poder disfrutar de una de sus pasiones, el fútbol, con sus amigos vistiendo la camiseta de su equipo Estudiantes de la Plata. Fue uno de sus emblemas, la “Brujita” Verón, quien lo visitó en una oportunidad en el hospital platense.
“Estoy muy feliz, realmente. La donación de un riñón que hizo una joven de 19 años que falleció me permite seguir con vida. Pude ver en la Plata que son muchas las personas que esperan un órgano para ser trasplantados. Y hoy, que me estoy recuperando, quiero agradecer a mi familia y a la comunidad que ha colaborado para que pudiera salir adelante. No quiero olvidarme del equipo médico que me atendió y a los doctores Allende y Trevisán y su equipo de trabajo que me brindaron toda su atención para que yo me recupere”, concluyó.