El autodenominado Proceso de Reorganización Nacional se hizo con el poder después del golpe de Estado de 1976 y fue finalmente disuelto en 1983 para dar paso al gobierno democrático de Raúl Alfonsín. Durante este tiempo, las cuatro Juntas Militares que lideraron Argentina llevaron a cabo una auténtica práctica de terrorismo de Estado secuestrando, torturando y ejecutando de forma clandestina a los llamados “los desaparecidos”.
Una de las formas que la dictadura encontró para ocultar estos delitos fue sustrayendo la identidad de los hijos de estas personas presas por motivos políticos, por cuyos derechos humanos ahora las Abuelas de Plaza de Mayo luchan insaciablemente. Se calcula en unos 500 el total de niños que fueron dados en adopción de forma ilegal y por ahora ya se han podido identificar a 128.
El último reencuentro se anunció el pasado 3 de agosto, en este caso entre los hijos de Rosario del Carmen Ramos, una militante del Partido Revolucionario de los Trabajadores que fue secuestrada en dos ocasiones en 1976, la primera estando embarazada y la segunda poco después de parir. El gobierno se llevó también a sus dos hijos pequeños, Ismael y Marcos.
El mayor, Camilo, se encontraba con su padre, pero los otros dos fueron escondidos en una casaquinta. Una semana después, Ismael fue trasladado a otra casa de la que sí consiguió escapar. Durante 42 años, Marcos vivió con otra identidad, pero Ismael nunca olvidó que tenía un hermano pequeño. Gracias al trabajo de las Abuela de Mayo, ahora su historia tiene un final feliz, si bien no han sabido nada más sobre su madre.
Otro de los hallazgos más recientes tuvo como protagonista una abogada de 40 años hija de un matrimonio también víctima del régimen militar que pudo reunirse por primera vez con sus parientes de sangre en 2017, poco después de que sus padres adoptivos fallecieran. Existen muchos casos de éxito, pero la asociación no dejará de luchar hasta que se reconstruyan todas las familias.
La agitación política y social que se vivió en el país a finales de los años setenta y principios de los ochenta causó fuertes olas de emigración de ciudadanos argentinos al extranjero. En 2001, la crisis financiera que azotó Argentina y la inestabilidad que conllevó también obligó a parte de la población a buscar una vida mejor fuera, especialmente con destino a Europa.
Hay quien apunta a que en breve se podría vivir una repetición del fenómeno ahora que la situación económica del país no está pasando por su mejor momento. Con la devaluación del peso argentino, muchos analistas han alertado de que el país transandino podría estar al borde de una nueva crisis. Para intentar frenarla, el presidente Mauricio Macri ya ha pedido ayuda al Fondo Monetario Internacional.
Mientras las Abuelas de Plaza de Mayo siguen peleando para hacer justicia por los crímenes de la dictadura militar, Argentina se enfrenta de nuevo a uno de los momentos más críticos de su historia que podría llevar al país al encarecimiento de bienes y servicios y a la implementación de programas que lo alejen del proteccionismo económico actual que restringe las importaciones extranjeras.
