Si somos conscientes de esto, nos daremos cuenta como constantemente se desvirtúa nuestra cultura nativa en general, sin que nadie intervenga ni se haga cargo de corregir todo aquello que va contra la identidad y el orgullo de un pueblo que necesita ser cada vez más argentino, antes que nada, para sentirse parte de una Patria libre y soberana, por la cual luchó y dio su vida nuestro gaucho, arquetipo de la Nacionalidad.
En 1582 apareció en estas tierras un ser que, sin ser español ni aborigen, demostró gran destreza en el manejo del caballo y los trabajos del campo, que en ese momento eran llamados vaquerías o monterías, y consistía en cazar las reses cimarronas para comerciar sus cueros. Todavía no se lo llamó gaucho; era el gauderio, camilucho, mozo de campo, agregado, changador, etc. Esto ocurrió en el sur de lo que hoy es Santa Fe, en Entre Ríos y la Banda Oriental. En nuestra zona apareció en el siglo XVIII, y se dice que después de 1810, recién lo llamó gaucho nuestro padre de la Patria, el general don José de San Martín.
La falta de nacionalismo patriótico se viene señalando desde el fondo de la Historia; por ejemplo, escribió José Hernández: “Y he de decir ansí mismo/ porque de adentro me brota/ que no tiene patriotismo/ quien no cuida al compatriota”. El presidente argentino Nicolás Avellaneda, expresó: “Los pueblos que olvidan sus tradiciones, pierden el rumbo de su futuro”. Más recientemente, la ex presidente argentina dijo: “Los pueblos que no tienen arraigo, son fáciles de dominar”. Aclaro que soy apolítico, pero no se puede negar que existen claras coincidencias en estos mensajes.
En el 183º aniversario del nacimiento de José Hernández, es buen momento para reflexionar sobre la importancia de apoyar nuestra tradición y para reiterar nuestro pedido a las autoridades en general, que tienen una asignatura pendiente con nuestra Identidad Nacional.
Incluso son muchos los Centros Tradicionalistas que, paradójicamente, contribuyen todos los días a desvirtuar más nuestra Cultura Nativa, y muchas veces son apoyados por el Estado mismo, por falta del conocimiento específico de sus funcionarios.
A todos los auténticos tradicionalistas, un gaucho abrazo, a seguir adelante, y Feliz Día de la Tradición.
